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El Ídolo popular

El Ídolo popular está íntimamente emparentado con el Héroe, aquel que logra lo que pocos se atreven a concebir como una instancia realizable. El Héroe posee la capacidad de concretar hechos que están más allá de la media común, más que humano poco menos que un Dios el Héroe es protagonista de la hazaña.


Tanto hoy como en la antigüedad tenemos Héroes venerados y elevados hasta la divinidad, son nuestros Ídolos populares, personas que sobresalen en diferentes actividades mostrando capacidades extraordinarias, cautivando la atención del público que embelesado le rinde culto, cayendo muchas veces en fanatismo de carácter y fervor religioso.

En la actualidad tenemos Ídolos para todos los gustos, ocupando casi todas las ramas de expresión humana, yendo desde la espiritualidad excelsa hasta la sublimación del soldado como Héroe de Guerra, deportes, cine, artes gráficas como la pintura y un sinnúmero de actividades casi sin límite, todo aquel que haya sobrepasado la media, es objeto de admiración popular, exacerbado por la fluidez de las comunicaciones, las redes sociales e internet, el Ídolo ve potenciada su fama volviéndose viral al instante, en cuestiones de horas nuevos Héroes aparecen en el firmamento virtual, claro está tan rápido como suben desaparecen con la misma celeridad.


Esta relación entre el Ídolo popular y sus seguidores es tan íntima que podríamos decir que es casi una relación de amantes, como toda relación no está exenta de los altibajos propios de los cambios de estado emocionales a los que estamos sujetos a diario.

El Ídolo, Genio de Genios casi divino, no puede cometer errores, es esclavo de su perfección, allá arriba en el pináculo deberá iluminar sin descanso, si así no lo hiciese, al devenir humano y falible caerÍa irremediablemente siendo uno más en el panteón de los Ídolos caídos.

Cegado por su fanatismo el admirador se convierte de alguna manera en el amo del Ídolo, como en el circo romano pulgar arriba, pulgar abajo él determina arbitrariamente la vida, muerte y resurrección del Héroe, sometido al triunfo constante nuestro Ídolo se convierte en títere del resultado.


Pocos saben que no existe héroe sin derrota ni pasaje oscuro en su camino, todo hombre o mujer que posee un talento extraordinario está sujeto a la condición humana; dicho talento no lo inmuniza del error y la debilidad inherente a su humano transitar.

El Ídolo oscila eternamente entre el éxtasis del triunfo y la agonía de la derrota, vencedor admirado o abandonado en la desgracia de la derrota.

Pocos Ídolos logran percatarse, que en la mayoría de los casos no es a él al que sigue la muchedumbre sino al éxito mismo, su grupo de fanáticos lo tiene a él como objeto de Idolatría como pueden tener a cualquier otro que les provea de los trofeos requeridos por las masas.


Te Amo te Odio depende del éxito.


Nos rendimos ante el científico que ha descubierto la vacuna salvadora pero no reparamos en los años de fracasos previos, el penal errado por el crack que generó la pérdida de su equipo de fútbol, es suficiente para alojar en el olvido la brillante trayectoria que lo precede.

La crítica desatada por el público detractor se ensaña con el perdedor del momento, de eso se trata, mañana ese mismo Ídolo otrora paria de la multitud será el Héroe de la tarde gloriosa del vencedor.


El mundo globalizado y las famosas redes sociales nos dan simultáneas de todos los escenarios imaginables desde deportes hasta las guerras lejanas al otro lado del mar, este teatro universal es donde el Ídolo no sólo debe mostrar maestría en su disciplina, sino también en cualquier situación donde los celulares inteligentes lo sorprendan con sus cámaras de alta resolución, un Ídolo debe ser tal las veinticuatro horas del día, debe versar en Filosofía, Religión, Política, Economía y Geopolítica, También debe ser Padre y Madre ejemplar sin olvidar su Amor por los animales y las mascotas que lo acompañan, mostrar compasión en toda situación, proteger al planeta, envejecer bellamente para luego desaparecer envuelto en el Misterio, será resucitado en algún homenaje memorioso donde sus logros son enumerados como ejemplo para el lego y al urbe ávida de emoción y nostalgia.


Condenados a la perfección eterna, intocables muchos de nuestros Ídolos se encaminan hacia la Leyenda, lugar donde todo es perdonado; el Héroe legendario está más allá de la opinión general y “los me gusta (like) de las redes”, semejante personaje vivirá por siempre en el Olimpo de nuestra realidad.


La constante de todo Ídolo en cualquier disciplina es la lucha, mantenerse luego de lograr la cima es una tarea de titanes, marcado por los sinsabores sólo él sabe un su intimidad de la sangre vertida ,el sudor y las lágrimas, sólo él conoce el momento exacto cuando el hombre común evoluciona y deviene en algo extraordinario, oculto al público este pasaje misterioso sea quizás lo que más intriga y subyuga a las masas, Qué es lo que lo hace diferente de nosotros?


Quizás ese Ídolo que admiramos y vilipendiar al mismo tiempo no es más que el reflejo del Héroe dormido en el Corazón de todo ser humano, esperando despertar del letargo, quizás luego de mucho meditar descubramos la capacidad de ser Ídolos de nuestro propia vida y referente de todos los que nos rodean; hasta que tomemos conciencia de nuestro potencial y dejemos de ver en otros lo que nosotros podemos hacer, viviremos de Ídolo en Ídolo ignorando al propio, postergando nuestro momento, opacando nuestro brillo.

Siempre habrá Héroes y éstos tendrán sus seguidores, me pregunto de que lado estaremos en los años por venir.


Jorge Visconti.



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